sábado, 3 de mayo de 2008

El de siempre

Un mocoso. Un chico de barrio. Un pobrecito. Un negrito de la villa. Un sin vergüenza. Un humilde. Una bestia. Un crack. Un argentino. Un pibe. Un hombre .

Ese mocoso…que jugaba a la pelota en Fuerte Apache. Ese chico de barrio… que llegó a All Boys con muchas ganas de jugar a la pelota. Ese pobrecito… que cumplió su sueño: jugar con ella en Boca. Ese negrito de la villa... que lloró cuando tuvo que dejar su equipo. Ese sin vergüenza… que enamoró a todo San Pablo y fue elegido el mejor del Brasileirao jugando para el Corinthians. Ese humilde… que desde cualquier parte del mundo siguió siendo amigo de sus amigos y no dejó su génesis ni su cumbia. Esa bestia… que con un toque sutíl en la final le dio la medalla dorada a la Selección Nacional en Los Juegos Olímpicos de Atenas. Ese crack… que llegó a Inglaterra y salvó al West Ham del descenso. Ese argentino… que ilusiona al Manchester United con la Liga Premier y la Champions League. Ese pibe… que no deja lugar al odio entre argentinos e ingleses y su nombre o el ya famoso “¡Argentino, Argentino!” es costumbre en las gradas del mítico Old Trafford. Ese hombre... que une a bosteros con gallinas y es tema de conversación entre simpatizantes sin importar los colores que pintan su interior. Ni más ni menos… Ese es Carlos Tévez. El de siempre.

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