viernes, 4 de abril de 2008

Corderos de la prensa

Se sienten avasallados, agredidos, victimizados. Los técnicos argentinos se ponen el traje de corderos y disfrazan a la prensa de lobos. ¿Por qué Ramón Díaz pasó de ser el pícaro contestador a un autista mediático? ¿Afectó el rol de los periodistas al alejamiento tempranero de Pedro Troglio de la conducción técnica de Independiente? ¿El estar “en boca de todos” es el verdadero motivo por el cual Julio Falcioni le dijo no a Racing?

Es cierto que el fútbol es una verdadera trituradora que enaltece y con la misma intensidad destrona. Es verdad que la inmensa cantidad de medios deportivos hacen de la noticia una búsqueda incesante de motivos para debatir. El constante asedio de la prensa hacia los protagonistas ponen en foco y dejan al desnudo falencias que en un pasado no tan lejano de no ser vistas el día del partido, pasaban desapercibidas ante los ojos del espectador.

Son ciertas las afirmaciones, pero también es cierto que los técnicos son actores del show que ellos mismos se encargan de armar cuando las cosas van bien. Ramón Díaz inundaba los programas deportivos a mediados de 2007, cuando San Lorenzo no paraba de recibir elogios. Troglio salía al cruce de las conjeturas y ante los micrófonos pronosticaba al Rojo campeón, y Falcioni en 2005, cuando dirigía a Banfield, era para la prensa el candidato número 1 para dirigir a Boca.

La prensa refleja lo que es el fútbol. Es el pastor que cuida al cordero, pero a la vez es el lobo que se lo devora.

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