lunes, 31 de marzo de 2008

Retroceder nunca, rendirse jamás

Sin Jean-Claude Van Damme como protagonista y dejando los golpes a un costado, es el título exacto para la película que esta viviendo Leandro Gracián.

Con paciencia, sin desesperarse, respetando la decisión del entrenador, esperando el momento justo, El Tano, que, con la camiseta Xeneise todavía no había llegado a su máximo nivel, por estas semanas está demostrando que la capa de héroe no le queda grande.

Al ex hombre de Vélez, le tocó una de las responsabilidades más difíciles que le puede tocar a un estratega del fútbol criollo: reemplazar a un irremplazable como Juan Román Riquelme. No le temblaron las canillas a la hora de pararse detrás de Palermo y Palacio y jugar como si La Bombonera fuera el potrero, como si delante de él estuviesen los amigos de la cuadra, como si el arquero rival fuese el gordito dueño de la única pelota, como si La 12 fuese el equipo que está esperando para entrar en un triangular de barrio de esos que se juegan a dos goles, como si la camiseta de Boca fuese una de esas remeras viejas que se usan para ir a patear a la canchita, como si la Copa Libertadores fuese el partidito cotidiano después del mediodía.

El Tano con un estilo diferente al del ídolo máximo de Boca Juniors (según estadísticas brindadas por el club) es el enganche que hace que la hinchada de Boca no clame a gritos por Román. Rápido, inteligente, ordenado, pícaro, definidor, audaz: Leandro Gracián camina por momentos de gloria por las calles de la ribera y la mochila es grande... pero no le pesa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola...

Realmente me tranmitio una sensación muy satisfactoria al leer esta nota...

Felicitaciones...

La pagina esta muy buena!!!!

Carlos A.
(Uruguay)